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Educación y Criminalidad, factor de Política Pública
en el Distrito Durán, República del Ecuador
Education and crime, a factor of public policy in the Duran district
of the Republic of Ecuador
Edison Eduardo Molina Mayorga
1
Recibido: 21 de junio 2020
Aceptado: 28 de agosto de 2020
Publicado: 17 de diciembre 2020
RESUMEN
Esta investigación combina dos disciplinas científicas: la Educación y la Criminología. En la
interjección que forman ambos conjuntos disciplinares han surgido diversos enfoques que proponen
soluciones al problema de la criminalidad, desde perspectivas distintas a las represivas o punitivas.
El enfoque particular se concentró en la población juvenil, que, por diversas causas, caen en el
consumo de drogas, en comportamientos antisociales y hasta la delincuencia profesional. Por ello
se analizan aspectos puntuales de la criminalidad y la producción y tráfico de drogas, en América
y Ecuador, por una parte, y las teorías psicosociales que intentan comprender este problema cada
vez más creciente, y que proponen opciones y experiencias desde la educación y/o la seguridad
para enfrentarlo. Como parte de este propósito, se llevó a cabo una investigación de campo en
el cantón Durán, de la Provincia de Guayas, Ecuador, para lo cual se elaboraron programas
educativos especiales, avalados por las autoridades, diseñados para la rehabilitación de jóvenes
transgresores. Las conclusiones son esperanzadoras, pues apuntan a que la cooperación entre el
sistema educativo, las autoridades judiciales, policiales y los gobiernos locales puede enfrentar
exitosamente el desafío, reduciendo los costos de la represión e incorporando población antes
segregada a la dinámica del desarrollo local y regional.
Palabras claves: Educación y criminalidad; Políticas Públicas de Seguridad Ciudadana;
Criminalidad y drogas en América y Ecuador; Modelo de Gestión Policial; Criminalidad juvenil
/ Educación técnica.
ABSTRACTS
This research combines two scientific disciplines: Education and Criminology. In the interjection
that both disciplinary groups form, various approaches have emerged that propose solutions to the
problem of crime, from perspectives other than repressive or punitive ones. The particular focus
is concentrated on the youth population, who for various reasons, fall into drug use, antisocial
behavior and even professional crime. For this reason, specific aspects of crime and drug production
1
Teniente Coronel de Policía de E.M.; Rector del Instituto Superior Tecnológico Policía Nacional ISTPN; Doctor
(PhD.) en Educación Superior, Doctor en Jurisprudencia; Magíster en Docencia Universitaria en Ciencias de la Ingeniería;
Magíster en Gestión Estratégica y Seguridad Ciudadana, Especialista en Ingeniería de Procesos; Especialista en Diseño y
Gestión de Proyectos;; Abogado de los Juzgados y Tribunales de la República; Licenciado en Administración Superior de
Seguridad Pública; Licenciado en Ciencias Sociales, Políticas y Económicas; Auditor líder en Sistemas Organizacionales
ISO.9001. https://orcid.org/0000-0002-2867-5179
ISTPN, Revista de Investigación en Seguridad Ciudadana y Orden Público
Nº 1 • diciembre 2020 • pp 29-39 • ISSN 2528-8032
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Edison Eduardo Molina Mayorga
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and trafficking are analyzed, in America and
Ecuador on the one hand, and the psychosocial
theories that try to understand this increasingly
growing problem, and that propose options
and experiences from education and / or the
security to face it. As part of this purpose, a
field investigation was carried out in the Duran
canton, Guayas Province, Ecuador, for which
special educational programs, endorsed by the
authorities, designed for the rehabilitation
of young offenders were developed. The
conclusions are encouraging, since they suggest
that cooperation between the educational
system, the judicial and police authorities,
and local governments can successfully face
the challenge, reducing the costs of repression
and incorporating a previously segregated
population into the dynamics of local and
regional development.
Keywords: Education and crime; Public
Policies for Citizen Security; Crime and drugs
in America and Ecuador; Police Management
Model; Juvenile crime; Technical education.
INTRODUCCIÓN
La criminalidad es un inevitable indicador
de fracaso social. Es decir, del modelo de
la sociedad diseñado por el entramado
institucional y jurídico de una sociedad.
Por supuesto que todas las naciones que
existen en el mundo padecen del problema
de la delincuencia. No existe ningún país con
delincuencia cero. El mal de la delincuencia
forma parte de la naturaleza humana desde que
se recuerde del comportamiento de la especie,
a lo largo de toda su historia; pero se conocen
modelos de sociedad que han logrado reducirla
a niveles que pueden considerarse manejables
y no peligrosos para la estabilidad de todo
el conjunto social. Y el éxito social contra la
criminalidad es reciente, y está asociado a dos
instituciones trascendentes: la justicia y la
educación.
El propósito ya es global. Organizaciones
multilaterales como la Oficina de Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito, elabora
desde su fundación una base de datos
que evoluciona hacia la comprensión de
la complejidad del problema. Basta, para
ejemplificar, con exponer el mapa mundial
con las tasas de homicidios por cada cien mil
habitantes. Como también con observar que
ocho de los veinte países con más homicidios
en el mundo son Latinoamericanos. Estos y
otros indicadores denuncian que el mundo,
y en especial nuestro continente, están
aquejados por el mal de la violencia delictiva y
de la criminalidad en general. En este trabajo
se afirma que la criminalidad es un serio
obstáculo para el crecimiento económico, para
el desarollo social y para la convivencia y la
estabilidad y ese obstáculo impone barreras
a la superación de la pobreza, cada vez más
relacionada con la criminalidad. Se forma
un ciclo perverso que crece alimentándose a
sí mismo hasta el colapso social y más allá.
Los enfoques tradicionales recomiendan
intensificar la represión y endurecer el sistema
de justicia; pero, las medidas punitivas, que
son las que se han aplicado más tiempo no
parecen funcionar, porque la criminalidad
siempre encuentra formas, y va en aumento,
a medida que los Estados desertan de sus
funciones o se corrompen. Por supuesto que
las medidas represivas y el castigo al delito
deben mantenerse. Pero la criminalidad no
tiene una sola causa, sino varios orígenes y
modalidades, convirtiendose en un indicativo
de que algo está funcionando mal en la sociedad
que no convence a sus jóvenes para optar por
la honestidad y el respeto como forma de vida.
METODOLOGÍA
La metodología de esta investigación, sobre
educación y criminalidad, contiene objetivos y
los trazos metodológicos de la investigación.
Expone el marco teórico de este trabajo, cuyas
claves son las ideas pedagógicas destacadas, las
instituciones involucradas y los programas de
que se aplican en la actualidad, en el mundo,
en América y en Ecuador. La demanda de
resolución de los problemas causados por la
criminalidad demanda una mayor atención de
parte de ambas disciplinas científicas. Porque
ambas por separado no han logrado resolver
del todo la problemática. En consecuencia,
ha ido surgiendo nuevas especialidades, tal
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como fue ocurriendo con la intervención,
cada vez más intensa, de la psicología en los
temas del comportamiento delictivo. Es
cierto que las disciplinas educativas siempre
se han preocupado por obtener los mayores
resultados óptimos del esfuerzo pedagógico,
que incluye sin duda el comportamiento
disociado o antisocial de los educandos. Pero
el comportamiento criminal demanda más
enfoques, y necesita más experiencias para de
este modo ofrecer propuestas eficientes que
disminuyan lo más posible el terrible problema
de la criminalidad.
El propósito de esta investigación implica
retomar el espacio interdisciplinario formado
por ambas disciplinas científicas, la Educación
y la Criminología, bajo la premisa de una muy
estrecha relación entre el hecho educativo y
el comportamiento delictivo. En relación con
el campo de la Educación, se convocan los
diversos postulados más vigentes y aplicados
en ciencias pedagógicas, tomando en cuenta
los actuales sistemas y/o modelos educativos
aplicados en el mundo y, muy especialmente, en
la República de Ecuador. El énfasis que toma en
cuenta este estudio en particular se dirige hacia
los programas educativos especiales, donde en el
hecho educativo están involucrados la actuación
de la policía y del sistema de justicia. Mientras
que en relación con la criminalidad este trabajo
asume más la dimensión sociocultural de este
problema social antes que a su dimensión
jurídica. Sin embargo, no se pierde de vista
el contexto de la legalidad y la actuación del
sistema de justicia puesto que la intervención
de los tribunales es, sin lugar a duda, un agente
protagonista en el modelo de la presente
investigación.
Marco teórico
Educación y delincuencia juvenil: Teorías de
la socialización desarrollo y otras derivadas.
Por socialización se entiende el largo proceso
que viven los humanos desde que nacen hasta
que se hacen adultos. No hay coincidencia
en el punto de determinar cuándo comienza
la adultez, por cuanto ésta refiere a muchas
modalidades. Se suele asociar la adultez con
madurez psicológica, pero también aplican
otros criterios. Políticos, por ejemplo, al
establecerse una edad mínima para ejercer el
derecho al voto. Jurídica, cuando se establece
una edad límite de responsabilidad legal.
Contractual, cuando la edad determina
condiciones actuariales o de convenciones
formales. Las familias consideran que la adultez
comienza en el momento en que los hijos se
hacen responsables de sí mismos, en especial
de su propia manutención, autonomía en tomar
sus decisiones, y sobre todo de capacidad para la
convivencia social. La concepción de la adultez
es importante porque establece el momento
límite final de la socialización, que puede
convertirse en un indicador de éxito educativo,
y en consecuencia de éxito social. Socializar
es, fundamentalmente, educar. Y como ya es
generalmente aceptado, la educación no se agota
en la educación formal, sino que abarca mucho
más. Puede llamarse como “socializando a los
niños, adolescentes y jóvenes, hasta tanto sean
dependientes de la familia o las instituciones.
La mayor parte de las teorías sobre la
socialización coinciden a afirmar que la
dinámica de los grupos de pares es muy
determinante en el comportamiento juvenil.
Los vínculos afectivos y simbólicos que se van
formando en los grupos suelen ser tan o más
importantes en sus vidas en relación con la
familia, escuela, comunidad y sociedad contexto
donde interactúan. Estos vínculos determinan
en buena medida el futuro comportamiento
social o antisocial de los jóvenes que están
por convertirse en adultos. De acuerdo
con Farrington (1992), la delincuencia es
un fenómeno que se produce mediante un
proceso de cinco etapas, en la relación de
cada individuo con el ambiente. Su teoría
establece una relación directa y proporcional
entre la pobreza y la delincuencia. Sostiene
que los jóvenes pertenecientes a familias en
condición de pobreza son más propensos
a caer en delincuencia, por la dificultad de
alcanzar honestamente aspiraciones de calidad
de vida. Agrega que la infancia maltratada
tendrá más probabilidades de delinquir por
no haber adquirido controles internos de
comportamientos socialmente rechazados.
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De modo que los niños que se relacionen con
amigos o con familias delincuentes tenderán
a desarrollar una cultura de la justificación de
actitudes antisociales (Alcalde, 2016).
Según los niveles de las edades de los individuos
que comenten los diferentes hechos delictivos,
la pobreza, la educación deficiente y la crianza
de baja calidad constituyen factores de riesgo
que conllevan a la iniciación en la delincuencia.
Padres, madre, hermanos, familiares o amigos
antisociales pueden incidir considerablemente
en algún momento de quiebre emocional o de
crisis de reconocimiento social que sufran los
niños, adolescentes o jóvenes, en un momento
inesperado. La corriente que representa
Schneider (1994), se integra a un puñado
complejo de teorías de la conducta social.
Asume la explicación de la teoría del conflicto
cultural, que sugiere que los aprendizajes
socializadores transcurren en el contexto
de múltiples sistemas de valores y diversas
velocidades de captación, que no suelen ser
percibidos por los formatos convencionales de
formación. A esta premisa le sigue la teoría de
la anomia que advierte sobre la no resolución
oportuna y negociada de los conflictos de
valores, provocando una desnutrición de
principios integradores y legitimando el
comportamiento delictivo.
Otra propuesta, denominada modelo de
desarrollo social, elaborado por Catalano y
Hawkins (1999), se suma a la línea de la teoría
de la integración, asumiendo la teoría de la
asociación diferencial propuesta por Cressey
(1953) combinadas con la teoría del control
social de Hirschi (2003) y la del aprendizaje
social de Bandura (1977). Catalano y Hawkins
(1999) proponen que la socialización sigue el
mismo proceso con o sin comportamientos
sociales o antisociales. Con esto sugieren
los comportamientos sociales o antisociales
están determinados por el grado de influencia
e involucramiento con amigos o grupos de
pares. Es decir, lo social o antisocial depende
de la asociación diferencial con personas fuera
de la familia, así como de las habilidades,
penalidades y recompensas que se obtengan de
esa interacción y la mayor o menor vinculación
que los jóvenes adquieran con ambientes
sociales o antisociales.
Otro estudio realizado en Rochester, ciudad
del estado de Nueva York, EEUU, sobre una
muestra de 1.000 adolescentes, entre 13 y 16
años de séptimo y octavo grado, 729 varones y
271 hembras, en centro urbanos considerados
de alto riesgo delictivo. La investigación se
concentró en las causas y las consecuencias
de la delincuencia juvenil y su relación con
el consumo de drogas. Examinaron las
relaciones de los transgresores con variables
como la familia, la escuela, la amistad y
el ambiente residencial, llegando a las
siguientes conclusiones (Lizotte y Sheppard,
2001). Los adolescentes con mayor grado
de afecto y compromiso con sus padres se
involucran menos en actividades delictivas;
el bajo rendimiento escolar está relacionado
inversamente proporcional al incremento de
las transgresiones y del consumo de drogas;
la relación de amistad con pares delincuentes
aumenta el riesgo de involucrarse con la
delincuencia; o, las condiciones de pobreza
aumentan el riesgo de conductas delictivas.
Todas estas conclusiones a las que han arribado
las investigaciones empíricas del Modelo de
Desarrollo sobre delincuencia juvenil han
impactado programas de prevención como son
los efectos de múltiples factores de riesgo para
múltiples comportamientos problemáticos, no
sólo en los Estados Unidos, sino en el resto de
mundo occidental. También han influenciado
considerablemente una serie subsiguientes de
investigaciones empíricas.
Predecir y prevenir: el rol estelar de la
educación
A los efectos de la presente investigación,
los conceptos de predicción y prevención
están estrechamente relacionados, aunque
remitan situaciones diferentes. Por predicción
se entiende la compilación de la mayor
información posible para conocer y comprender
las situaciones de riesgo que anticipan al
comportamiento delictivo. La predicción
está asociada a la investigación constante. Por
prevención se entiende el diseño, elaboración y
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aplicación de programas educativos especiales
cuyo propósito se concentra en anticiparse al
comportamiento delictivo. La comprobación
sobre el éxito de los programas se convertiría
en los fundamentos de una política preventiva
adecuada y necesaria de ser adoptada por el
Estado, a través de sus entidades directamente
involucradas: sistema educativo, sistema
judicial y organización policial. Igualmente,
como plan de difusión para las familias,
docentes y activistas comunitarios. Las
causas e incentivos de la delincuencia juvenil
son diversos y complejos. Varían en escala y
especificidad de acuerdo con el perfil social,
económico, político y cultural de cada localidad.
La mayor o menos aplicación de políticas y
programas de predicción y prevención resultan
de crucial importancia. Pero también la
constante evaluación en el desempeño de las
instituciones, por una parte, y del papel que
cumplen los agentes socializadores, por otro.
Toda política, todo programa, toda investigación
debe actualizarse constantemente, pues las
causas de riesgo que conducen a la delincuencia
son múltiples y cambiantes. Y es en este punto
donde interviene el hecho educativo como una
herramienta de percepción y ajuste constante.
Los padres, la escuela, la comunidad, las
agrupaciones son protagonistas vinculados
todos con el hecho educativo. La educación
es su base comunicante (Howell, 2003). Y la
criminología ofrece una rica extensa experiencia
en información, que por mucho tiempo ha
sido desaprovechada por los planificadores
educativos (Wasserman y otros, 2003).
La familia juega un papel relevante en su
condición de primer y más longevo agente
socializador de los jóvenes. El papel de la familia
determinará sin duda el futuro comportamiento
social o antisocial de sus descendientes. Es por
ello que todos los estudios y programas de
tratamiento delictivo debe incluir el rol familiar
como eje indispensable. El estrecho vínculo
entre padres e hijos marca la diferencia crucial
en la complejidad de los comportamientos. La
calidad de la comunicación, la supervisión y
las medidas de control de los hijos mediante
una disciplina adecuada reducen a casi cero
el riesgo de delincuencia juvenil. Por el
contrario, la ausencia del rol de los padres, la
falta de supervisión, los cambios súbitos en
la estructura familiar, el maltrato recurrente
como consecuencia inmediata de las diferencias
entre los miembros de la familia, la disciplina
represiva, las conductas de los adultos que
representen malos ejemplos de referencia, la
mala calidad de la comunicación que consiste
en lenguaje soez e inadecuado, las carencias
afectivas, entre muchas otras, se consideran
factores de riesgo para el comportamientos
delictivo.
El hábitat residencial por su parte ha
demostrado tener influencia como factor de
riesgo de delincuencia juvenil. Este punto suele
generar agrios debates, pues son muy criticadas
las estigmatizaciones a los barrios y pueblos,
con etiquetas como “zona roja”, alto riesgo”,
“territorio peligroso” y otros más de ese estilo.
Pero la realidad es que las estadísticas policiales
no provienen de prejuicios ni de aversiones
premeditadas. Son evidencias que los cuerpos
policiales están obligados a tener en cuenta para
el cumplimiento de sus funciones, del mismo
modo como los investigadores científicos en
Criminología incluirlos en sus estudios. Las
controversias se tornan más polémicas al
constatarse que el estatus socioeconómico es
determinante en la probabilística de los delitos.
Pero también se agregan aspectos ecológicos
y ambientales. Muchos barrios no suelen ser
el resultado de diseños urbanísticos, sino por
el contrario, de una progresiva agregación
anárquica de viviendas alrededor de caminos
y carreteras. La mayor o menor improvisación
urbanísticas de muchas poblaciones y
localidades obstaculiza dotarlas de servicios
básicos de agua potable, aguas servidas,
canalización de aguas de lluvia, aseo e higiene
pública, electricidad y otros. La precariedad de
las viviendas es un factor importante de riesgo
antisocial. De modo que el hacinamiento y
la insalubridad tienden a ser inevitables y a
convertirse en parte del paisaje cotidiano. Y
cuando una localidad se encuentra en periferias
marginales de las concentraciones urbanas
pueden resultar refugios adecuados para evadir
la vigilancia y el control policial de los grupos
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delictivos. Muchas familias están literalmente
obligadas a convivir con delincuentes como
vecinos. Y como sabemos, las bandas delictivas
necesitan cada cierto tiempo reclutar miembros
para poder mantenerse fuerte en el peligroso y
competitivo mundo de la delincuencia (Kazdin
y Buela, 2001).
Programas de prevención
La mayor parte de los programas actuales, que
se aplican en los países iberoamericanos, suelen
diseñarse de un modo práctico, atendiendo a
las necesidades de cada situación local en
particular. Esto no es negativo del todo, pero
los aportes teóricos surgidas de que experiencia
de los programas aplicados en las tres últimas
décadas del siglo XX pueden contribuir a
mejorarlos significativamente. Aunque la
influencia de las teorías que se han referido,
si bien han demorado, están comenzando
a influir en los programas preventivos más
recientes, quedando pendiente sus respectivos
procesos de evaluación de resultados. En efecto,
las experiencias de los programas aplicados
en el pasado pueden ofrecer explicaciones
satisfactorias a las hipótesis planteadas desde
el marco teórico. Así, se puede mencionar
algunos programas de prevención de la
delincuencia, y también otros, que sin ser este su
objetivo principal intenta prevenir o fomentar
determinados comportamientos considerados
como factores de riesgo de comportamientos
delincuenciales, intentando de esta manera
prevenir trastornos de comportamiento o
comportamientos antisociales en la infancia,
prevenir déficits cognitivos, una inadecuada
educación paterna o prevenir el consumo de
drogas. Veamos brevemente estos últimos, para
centrarnos, a continuación, en los programas
de prevención dirigidos directamente a la
delincuencia juvenil.
Los diversos programas sobre prevención de
conductas asociadas a la delincuencia conocidos
en el arqueo de investigación pueden reunirse
en dos grandes tendencias o modelos. Un
primer grupo se concentra expresamente en
niños, adolescentes y jóvenes. Mientras que
otros están dirigidos a mejorar y reforzar las
conductas y actitudes de padres y escuelas. Un
tercer grupo de programas que aplica estrategias
para ambos sujetos, a los padres y a los hijos.
Los modelos del primer grupo se enfocan en
entrenamientos cognitivos para intentar el
control de los comportamientos agresivos y
antisociales, tanto en la prevención como en
los casos de delincuentes juveniles, partiendo de
la tesis que sugiere que la pobreza de conceptos
y valores reduce el horizonte del sentido de
la convivencia social. Corregir esta falta de
entrenamiento cognitivo e interpersonal
puede ser suficiente en los niños, adolescentes
y jóvenes, pero también pueden aplicarse para
reforzar las carencias de este tipo en las familias
y en las escuelas. Algunos de estos programas
incluyen estrategias de fortalecimiento de la
amistad y de los grupos de pares. La intención
de esta serie de programas es mejorar la
resolución de problemas, la agudización de
los razonamientos, el desarrollo de destrezas
de autocontrol, y el fortalecimiento de las
relaciones interpersonales.
En estos programas de resolución de carencias
cognitivas, el papel de las estrategias educativas
juega un rol de crucial importancia. Pues se
propone resolver problemas interpersonales
que son originados por déficit cognitivo, cuya
carencia incentiva comportamientos agresivos
y delincuentes (Garrido y López, 1995). En
el otro grupo, se encuentran los programas
de entrenamiento familiar. El concepto base
consiste en considerar a la familia como la
fuente principal y responsable en la formación
de valores morales primarios y de normas de
comportamiento y control de criterios sociales
en los niños. Cuando la familia deja de cumplir,
deserta o declina su responsabilidad, los niños
se enfrentarán a un mayor riesgo de desarrollar
comportamientos antisociales. Estos programas
se proponen, en consecuencia, subsanar los
déficits en los roles familiares, dirigidos
específicamente a fortalecer referentes
protectores de comportamientos antisociales
y delictivos.
Hasta el momento, los programas más efectivos
en la prevención de la delincuencia, el consumo
de drogas y el fracaso escolar son aquellos
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que logran construir modelos complejos y
multicomprensivos, capaces de intervenir
tempranamente en los comportamientos
problemáticos y riesgosos. Bien es cierto que no
existe una homogeneidad en el grado de éxito
de los programas, como tampoco una garantía
plena de prevenir e impedir situaciones graves
y tragedias colectivas. Pero hasta el momento
estos programas vienen demostrando ser
efectivos para sus propósitos, además de aportar
una base acumulativa de experiencias que la
ciencia educativa y la ciencia Criminologías
están en el deber de procesar.
Familias desestructuradas
Los jóvenes entrevistados coinciden en formar
parte de una estructura familiar irregular e
inconsistente. En la mayoría de los casos se
constata la ausencia de uno de los padres,
o con relaciones de desarmonía de pareja.
Las causas de tal desestructuración suelen
explicarse por limitaciones económicas, un
ambiente recurrente de violencia intrafamiliar,
despreocupación por actividades y preferencias
de los hijos, y un sentimiento de abandono,
soledad y desamparo. Todos estos elementos
constituyen una justificación para la huida hacia
las drogas. Una vez instalado en el consumo
frecuente, los jóvenes suelen comenzar con
una saga de infracciones menores, hasta verse
involucrados en situaciones más comprometidas
con la criminalidad abierta. La mayoría de los
entrevistados, nos indica este estudio citado,
alega encontrarse desorientado al momento de
entrar en contacto con las drogas, momento
desde el cual los jóvenes tienen a rechazar
relación y trato con adultos que no formen
parte de ambientes drogadictos. A medida que
se produce el distanciamiento con la familia,
aumentan y agravan aún más la conflictividad
intrafamiliar.
Desinformación sobre los efectos
La euforia del escape familiar, del
reconocimiento en el grupo y el sentirse
independiente y con cierto poder suele ocultar
las consecuencias físicas y psicológicas del
consumo prolongado de drogas. Los jóvenes
entrevistados coinciden en afirmar que, al
momento de iniciarse en el consumo ignoraban
por completo sobre las consecuencias derivadas
de la adicción. Antes de caer en la adicción
crónica, los jóvenes del estudio relataban que
el consumo de drogas le abría un mundo muy
distinto al que les tocaba vivir, despertándose
un deseo irresistible de vivirlo intensamente.
Incluso, después de darse cuenta, muy tarde, de
las consecuencias de la dependencia, y del ciclo
vicioso de relaciones y eventos peligrosos en los
que suelen verse involucrados. Cuando caen
en cuenta del peligro y de los efectos no suelen
hallar condiciones ni salidas para superarlo.
El cantón Durán
El Distrito Durán es la segunda zona urbana
más poblada de la Provincia de Guayas, muy
cerca de la ciudad de Guayaquil, y la sexta
de Ecuador, con una población de alrededor
de un cuarto de millón de personas. Dada
la proximidad con la capital de la provincia,
cumple la función de “ciudad dormitorio”,
ya que miles de sus habitantes laboran en
Guayaquil, formando una región urbana de
casi tres millones de almas.
Criminalidad local
El súbito crecimiento urbano del cantón Durán
ha traído consigo un aumento considerable
de los asentamientos urbanos marginales,
lo cual es fuente de problemas sociales, tales
como segregación, débil acceso de bienes y
servicios, baja presencia del Estado, pobreza
y altos índices de violencia y criminalidad,
que se han generalizado tanto en la ciudad
como en sus alrededores. También se observan
problemas adicionales como alta deserción
escolar, violencia intrafamiliar, alcoholismo,
prostitución, consumo y tráfico de drogas.
Como lo indica la demografía oficial, la
población juvenil es mayoritaria, y la que se
concentra en estas urbanizaciones marginadas,
con edades comprendidas entre los 20 y 29
años, disponen de pocas oportunidades de
estudio, pero también de muy bajos incentivos
para estudiar. El fenómeno de las pandillas
juveniles, y especialmente las pandillas con
prácticas criminales se ha incrementado
considerablemente. Y ya han comenzado
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a generar violencia de tipo territorial, al
enfrentarse las pandillas entre sí por el control
de territorios. Algunas pandillas ya son
tristemente célebres, conocidas como los
cuyes”, los monchis” y los “latin King”, entre
otras.
La localidad ha impactado el crecimiento
desordenado de sitios de diversión, los que se
encuentran dispersados por toda la ciudad,
entre los que se destacan bares y restaurantes
frente al malecón. En la parte Sur de la ciudad
se han establecido durante varios años la zona
industrial y comercial, con un sin números de
empresas y bodegas, que generan empleo y
trabajo limitado para los habitantes de Duran.
Durante el año 2005, bajo el gobierno del ex
presidente Abdala Bucaram Ortiz, se desarrolló
un programa de vivienda denominado el
Recreo, el cual por presión ciudadana fue
invadido y no se llevó el control necesario en
su designación a los propietarios finales; lo cual,
contribuye en la actualidad a que se genere un
crecimiento urbano desorganizado, carente
de servicios básicos y con un marcado índice
de violencia social y delincuencia, limitando
las posibilidades de consolidar un desarrollo
urbano ordenado y sostenible para la población
local.
Durán presenta extensiones considerables de
asentamientos irregulares o invasiones, como
son los barrios de la Herradura, 28 de agosto,
Por un Futuro Mejor, Una Sola Fuerza, Unidos
Venceremos, Los Ficus, Cooperativa 5 de junio,
Coop. Cali Murillo, Los Helechos, Valparaíso,
Cerro de las Cabras, Colinas del Valle, Finca
Delia y más; en donde se registran en especial
robos de domicilios, asalto y robos a personas.
Muchos de estos sectores aun no cuentan con
infraestructura, servicios de agua potable,
telefonía pública; tienen una organización
irregular, y sus calles son de tercer orden y de
difícil acceso, más aún durante la época invernal
y registran altos niveles de analfabetismo,
violencia social e inseguridad ciudadana; pero
los delitos más persistentes que muestra la base
de datos de la policía de Durán, denunciadas
formalmente en la fiscalía, son el robo de bienes,
de accesorios y autopartes de vehículos, el robo
de domicilios, los asaltos y robos de personas, el
robo de vehículos y motocicletas, los homicidios
o muertes violentas, entre otros.
RESULTADOS
Investigación de campo
El presente trabajo científico contó con una
investigación de campo con dos herramientas:
la observación directa y la consulta mediante
entrevistas informales y con una encuesta.
El campo de estudio se concentró en el
funcionamiento del Centro Ambulatorio de
Apoyo Comunitario, en adelante el CAC, de
la ciudad de Durán. Este centro desarrolla
programas educativos para complementar
el sistema formal, y ofrece programas de
atención a jóvenes con problemas de adicción
a las drogas y en conflicto con la ley. Los tres
cursos especiales del programa referido se
presentan a continuación: Malla Curricular
en “Electromecánica Automotriz”; Malla
Curricular en “Industrialización de productos
Alimenticios”; y, una Malla Curricular en
“Fabricación y montaje de Muebles”. La
población que observamos es mayor de 15 años.
La mayoría no tuvo oportunidad de cursar o
desertaron de la educación escolarizada,
durante la edad correspondiente. De modo que
en el CAC completan la escolaridad básica y
obtienen el bachillerato acelerado. También
son jóvenes con problemas de comportamiento
antisocial. La mayoría viene remitida de los
tribunales o centros de atención policial.
Tabla 1.venes propuestas para el programa
educativo técnico / 1er semestre 2019.
Elaboración: por el autor.
Fuente: Oficina de Operaciones Policiales Distrito Durán.
Delito flagrante
por robo de
domicilios
Ordenes de
captura por
microtráfico
79
67
18-20
20-22
2
3
Primaria
Primaria
Causa
Total 146
Detenidos
Rango
edad
Detenciones
promedio
Escolaridad
2
2
Base de datos Ministerio de Educación - Secretaria Nacional de Educación Superior SENESCYT
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Programas como el CAC se basa en los
dictados de la Constitución de la República
del Ecuador, la Ley Orgánica de Educación
Intercultural y su Reglamento, y los Acuerdos
ministeriales, inspirados en los principios
generales de la educación. Se asumen la
responsabilidad del Estado para garantizar la
educación y los derechos de los ciudadanos, la
educación a lo largo de la vida y la concepción
del Ecuador como un Estado intercultural
y plurinacional. Ecuador muestra una
singularidad constitucional como es la de
incluir el principio de Sumak Kawsay, basado
fundamentalmente en la entre concepción del
buen vivir, considerando, entre otras cosas,
que no se puede vivir bien si otros viven mal,
entre otros criterios, que redundan en la idea
de la convivencia social armoniosa como
forma de comportamiento ideal y aceptable.
Esto incluye que el derecho a la educación
promueve la interculturalidad como forma
de reconocimiento mutuo, y abogan por
la preservación de las identidades locales,
regionales, históricas y culturales.
Procesamiento y análisis de los datos
Se aplicaron encuestas a 146 jóvenes. Todos
fueron propuestos por la Policía Nacional del
Ecuador adscrita al cantón y admitidos por el
CAC del Municipio Durán. La mayoría fueron
detenidos cometiendo delitos o en posesión o
tráfico local de drogas.
Se organizaron cuatro grupos cursantes del
programa, de los cuales 85 % masculinos y 15 %
femeninos. La edad media fue de 20 años. Casi
el 90 % de los participantes habían cumplido
el nivel de educación básica primaria, y un
porcentaje menor había cumplido parcialmente
con el nivel de educación media. Con ese
criterio se clasificaron los grupos. Dos de los
cuatro grupos de participantes se distribuyeron
entre los módulos de fabricación y montaje de
muebles y de industrialización de productos
alimenticios. Mientras otras dos secciones
se destinaron a las clases de electromecánica
automotriz, de mayor demanda.
Una semana antes del comienzo de los cursos,
se realizó una ronda de entrevistas y encuestas.
El propósito fue conocer las expectativas de
los participantes, sujetos a una evaluación
de comportamiento con un resultado del 95
% entre ellos con problemas de adaptación
social. Una vez realizada esta evaluación de
comportamiento, cada uno de los grupos
asistió por 6 meses dentro del programa. Un
grupo A, asignado al módulo de fabricación y
montaje de muebles en el que se empleaba la
estrategia de bachillerato técnico acelerado y
su acogida laboral, trabajando en equipos de
tres a cuatro personas en el centro e industrias
locales participantes del programa dedicadas a
la venta de muebles de oficina y para el hogar,
con total éxito.
El módulo se desarrolló siguiendo cuatro
fases. En la 1° fase los estudiantes debían
revisar el caso de su problema e identificar sus
necesidades de desarrollo personal y profesional
como su opción de vida (rehabilitación) para
poder desempeñar el rol que les correspondía
socialmente. La 2° fase requirió que cada
estudiante se inscribiera en el Programa de
bachillerato acelerado (inscripción) para
lograr el objetivo de rehabilitarse y salir de su
círculo violento del vicio. En la 3° los alumnos
estudiaron en el aula y laboratorios a fin de
aprobar el programa con experticias técnicas
a nivel bachillerato. Por último, en la 4° fase
los participantes aplicaron los conocimientos
adquiridos en su acogida laboral, con solo una
deserción registrada.
En el caso del otro equipo (Grupo B), los dos
cursos recibían clases de mecánica automotriz.
Estas clases fueron impartidas con la misma
metodología y tuvieron una duración idéntica
a la de las de los dos módulos anteriores. Este
grupo no tuvo ningún tipo de deserción.
Al final la intervención, ambos grupos
respondieron nuevamente una evaluación de
comportamiento, con resultados asombrosos
pues el 99 % aprobó sus aptitudes de reinserción
social y productividad laboral como forma de
auto sustento válido y ejemplar. El instrumento
usado, que se presenta en la sección de
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Anexos, fue el expuesto como evaluación de
comportamiento, conformado por 12 ítems
de elección múltiple que evaluaban el entorno
físico y las relaciones interpersonales de los
alumnos. El contenido de este instrumento fue
revisado por un panel de expertos en psicología,
sociología y educación, quienes evaluaron las
preguntas y su relación con los objetivos de
aprendizaje. La confiabilidad test-retest del
instrumento fue de r = .43 (p = .02), y se obtuvo
para él un coeficiente Alpha de Cronbach de
0.76.
No hubo diferencias significativas entre los dos
grupos en cuanto al tipo estándar mejorado
de comportamiento, pues de todo el grupo
solo se registró una sola deserción durante
el período de intervención (Grupo A = 68%.
Grupo B = 67,1% X2 = 0.2, p = 0.6). Tampoco
hubo diferencias significativas entre los grupos
en cuanto a la efectividad de desempeño
laboral siendo que se verificó una reducción
significativa en las estadísticas de criminalidad
con estos grupos (Grupo A = 22 %). (GRUPO B
= 18%. X2 = 0.1, p = 0.7). Para el análisis de los
datos, se usó el método estadístico t de Student,
conforme los datos obtenidos.
Tabla 2. Método Estadístico T de Student.
Elaboración: por el autor.
Fuente: Oficina de Operaciones Policiales Distrito Durán.
De lo expuesto, se confirma que la ganancia
media no difirió significativamente entre
ambos grupos (A: Glass’ Δ = 2.75: Glass’Δ = 1.2.
t(122) = 0.42, p > 0.06). A partir de lo anterior,
se concluyen que los resultados muestran que
la construcción de un programa educativo para
jóvenes rehabilitados del consumo de drogas
es efectiva como soporte a una política pública
para el control de la criminalidad en el Distrito
Durán de la República del Ecuador, durante el
período julio-diciembre 2019.
CONCLUSIONES
Se examinó los fenómenos de criminalidad
asociados a los jóvenes participantes
rehabilitados del consumo de drogas en el
Distrito Durán de la República del Ecuador,
durante el año 2019 y en comparación al primer
semestre se verificó una sustancial reducción en
la criminalidad registrada con la intervención
del programa durante el Segundo semestre.
Se determinaron las políticas de criminalidad
asociadas a la prevención del consumo de
drogas en el Ecuador y particularmente en el
Distrito Durán.
Se articuló con éxito, un programa educativo
para jóvenes rehabilitados del consumo de
drogas como apoyo a una política pública para la
disminución de la criminalidad a través de tres
bachilleratos técnicos acelerados: Fabricación
y montaje de Muebles; Industrialización de
productos Alimenticios y Electromecánica
Automotriz.
Se validó la efectividad del programa
educativo para jóvenes rehabilitados con la
finalidad de contribuir a la disminución de
la criminalidad asociada con el consumo de
drogas, con resultados efectivos en el control de
la criminalidad relacionada al grupo de jóvenes
participantes.
La investigación desarrollada, resultó
concordante con lo señalado en el informe del
XIII Congreso de las Naciones Unidas, sobre
prevención del delito y justicia penal, realizado
del 12 al 19 de abril del 2015, en Doha-Catar;
denominado, “La Integración de la Prevención
del Delito y la Justicia Penal en el marco
más amplio del Programa de las Naciones
Unidas para abordar los problemas sociales y
económicos, y promover el estado de derecho a
nivel nacional e internacional y la participación
pública”; en su séptima declaración, establece:
“Ponemos de relieve que la educación para todos
los niños y jóvenes, incluida la erradicación del
analfabetismo, es fundamental para prevenir
la delincuencia, la corrupción y promover
una cultura de legalidad, que propugne el
estado de derecho y los derechos humanos y
GRUPO A
Media (SD)
GRUPO B
Media (SD)
t antes-
después
t antes-
después
FM-IAL EAM
t(122)
GRUPO A vs
GRUPO B
10.21
(2.48)
11.15
(2.72)
-2.02* -16.61* -15.07*
Antés
15.78
(2.67)
16.09
(3.13)
-1.36
Después
Nota. * p < 0.05
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respete al mismo tiempo la identidad cultural.
Destacamos también a ese respecto, el papel
fundamental de la participación de los jóvenes
en las iniciativas de prevención del delito. Por
lo tanto, se procura: a) Crear un entorno de
aprendizaje seguro y positivo en las escuelas, con
el apoyo de la comunidad, incluso protegiendo a
los niños contra todas las formas de violencia,
hostigamiento, acoso escolar, abusos sexuales
y uso indebido de drogas, de conformidad
con las leyes nacionales; b) Incorporar la
prevención del delito, la justicia penal y otros
aspectos del estado de derecho en nuestros
sistemas educativos nacionales; c) Incorporar
estrategias de prevención del delito y justicia
penal en todas las políticas y programas sociales
y económicos pertinentes, en particular, los que
afectan a la juventud, con especial hincapié
en los programas centrados en la ampliación
de las oportunidades de educación y empleo,
para jóvenes y adultos jóvenes; y, d) Facilitar el
acceso a la educación para todos, incluidas las
aptitudes técnicas y profesionales; así como,
promover las aptitudes de aprendizaje a lo largo
de la vida para todos”.
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