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Introducción
La covid-19 es una enfermedad infecciosa
que presenta manifestaciones clínicas severas que
pueden ocasionar la muerte de la persona (Emanuel
et al 2020), es causada por el virus SARS-CoV-2
originado en la ciudad de Wuhan, provincia de
Hubei en China en diciembre de 2019. La
propagación de este virus fue vertiginosa en todo el
mundo que, en el caso de Ecuador y muchos otros
países de la región, puso en peligro la posibilidad de
respuesta y la resiliencia de los sistemas de salud
pública. Fallecidos, infectados y reinfectados
continúan a la fecha. La covid-19 ha dejado
secuelas psicológicas en la población, entre ellas,
miedo al contagio, pérdida de seres queridos y crisis
económica (Inchausti et al 2020).
Hay incertidumbre y temor que una nueva
cepa de mayores magnitudes surja. Por ello, se
requiere implementar planes de intervención
médica y de salud mental que ayuden a contener o
mitigar tales efectos. Para las intervenciones es
importante conocer las condiciones psicológicas
concretas del grupo sobre el que se quiere intervenir
ya que cada persona puede percibir el riesgo de
forma desigual o creer que no lo presenta. Recientes
investigaciones advierten que las consecuencias
mentales son también el resultado del aislamiento
social y los períodos prolongados en casa (Ozamiz-
Etxebarria 2020). En este sentido, el 53,8 % de las
personas en China cree que tales efectos son de
impacto moderado y grave.
De igual manera, existen riesgos mentales
en aquellas personas que prestan su apoyo
terapéutico y están en contacto directo con los
pacientes teniendo en cuenta que el padecimiento
del personal de primera línea también puede ser
subjetivo. Tales efectos fueron reconocidos por
Inchausti et al (2020) para quienes resulta
fundamental el reconocer los peligros y brindar
intervenciones psicoterapéuticas manejables y
activas frente las diferentes etapas de la pandemia.
Para Johnson (2020) el confinamiento
social durante la pandemia supuso dos tipos de
respuesta: algunas personas lograron ser resilientes
y optimistas, mientras que otras, presentaron
episodios de estrés, angustia y afectaciones
psicológicas. Este es uno de los resultados de la
investigación realizada por La Guía Go (2020)
quien encontró que el trastorno por estrés
postraumático (TEPT) y la depresión afectaron al
28,9 y 31,2 % de las personas entrevistadas en
Canadá, respectivamente. De igual manera, los
diagnósticos del síndrome respiratorio agudo grave
(SARS) suelen asociarse al TEPT y a cuadro
depresivos (Manuell 2011).
Considerando los efectos que la pandemia
ha tenido en el bienestar mental de las personas
resulta fundamental, no solo, restablecer la salud
sino también prevenir los efectos sociales, trabajar
en las conductas negativas, anticiparse a escenarios
y ser resilientes ante la pérdida de seres queridos.
En conclusión, estos estímulos tienen un papel
esencial para enfrentar la pandemia de manera
holística (Taylor 2019).
El contagio de los servidores policiales por
el virus tiene por trasfondo su rol laboral, se
encuentran expuestos a factores de riesgo a nivel
médico y psicológico que los hacen vulnerables
ante el virus. Además, durante la pandemia no
contaron con los suficientes recursos y materiales
de bioseguridad para atender su trabajo con plenas
garantías y con el fin de precautelar su integridad.
Frente a este escenario se han exacerbados niveles
de angustia, desesperanza y desaliento que
impactan sus actividades y alteran sus niveles de
atención, comprensión, resolución de problemas y
toma de acciones.
Frente a tales condiciones los servidores
han continuado con sus actividades laborales. En el
momento en que se produce un exceso de
sobrecarga afectiva frente a la exposición al dolor
ajeno de manera continua, se generan señales
clínicas acordes al cansancio por compasión y la
despersonalización. Esta condición puede impactar
el cumplimiento de los diferentes roles dentro del
ámbito personal, familiar, social y laboral del
servidor.
En este artículo se identifican los impactos
psicológicos asociados al virus de la covid-19
durante el tiempo de pandemia en los servidores
policiales que asistieron a las áreas de Psicología
Clínica y Psiquiatría del Hospital Quito N.°1 de la
Policía Nacional. Entre los objetivos específicos se
busca identificar los diagnósticos que afectan la